La comida tiene un fuerte impacto en nuestro día a día, porque la relacionamos con momentos importantes de nuestra vida; desde nuestro primer cumpleaños hasta nuestro funeral, es algo esencial, irónicamente, en ninguno de estos casos tomamos la decisión de lo que se servirá, entonces, vamos asociando momentos de celebración con los platillos; quién no recuerda todas esas mañanas donde en casa preparaban huevitos a la mexicana, huevo con jamón, huevos duros, huevos rancheros, huevos divorciados, huevito con catsup, en fin, toda la gama del huevo en la mesa. Por su versatilidad y precio, ha sido un ingrediente indispensable en las familias mexicanas, y por lo mismo, nos puede parecer difícil dejarlo, ¡cómo nos cuesta desprendernos de las tradiciones!
No es raro que México sea el primer consumidor de huevo en el mundo, y el cuarto productor con 2,9 millones de toneladas anuales.
Una persona en México consume en promedio 1 huevo al día, lo que da un total de 22kg al año, para satisfacer esa demanda, se necesitan 148 millones de gallinas; gallinas que viven en promedio 2 años, cuando pueden alcanzar hasta 12 años de vida en situaciones normales.
Este consumo tiene relación con la primera causa de muerte en el país: las enfermedades cardiovasculares. En México muere cada minuto una persona por trombosis y embolias, gracias al nivel alto de colesterol en nuestro organismo.
¿Cuánto colesterol tiene el huevo?
Sólo los “alimentos” de origen animal tienen colesterol, el huevo es el más alto en la lista, sólo superado por los sesos de cerdo con 2195 por cada 100g. Los alimentos de origen vegetal no tienen colesterol.
- Por cada 100g de huevo blanco – 548 mg de colesterol
- Por cada 100g de huevo rojo – 730 mg de colesterol
¿Cuánta proteína tiene el huevo?
Veremos una comparativa con diferentes legumbres y cereales.
- Huevo – 12%
- Frijol – 23%
- Avena – 14%
- Amaranto – 13%
¿Cuánto hierro tiene el huevo?
- 5 Huevos – 1mg
- 1 cucharada ajonjolí - 9mg
Si el humano produce su propio colesterol con el hígado, y no necesita más de fuentes externas, ¿por qué seguimos creyendo que el huevo es indispensable? Hace más de 50 años se empezó a anunciar en comerciales: “Come carne, leche y huevo, fuentes ideales de proteínas, hierro y vitaminas”; si en la escuela te enseñan esa tabla alimenticia y te bombardean con anuncios por todas partes, es normal que termines creyéndolo y se vuelva una tradición culinaria.
Tal vez has oído de estudios donde muestran que el consumo del huevo no eleva los niveles de colesterol; sin embargo, en la Universidad de Chapingo hicieron un experimento con 40 jóvenes que comerían diario 2 huevos, la mitad comería huevo frito, y la otra mitad comería huevo cocido.
Los resultados arrojaron que los que comieron huevo frito tuvieron un aumento no mayor a 3% de colesterol en la sangre, mientras que la mitad de huevo cocido aumentó entre 20 y 30% de colesterol. ¿Por qué tanta diferencia si están consumiendo la misma cantidad de huevo?
El huevo al freírse se oxida y el colesterol se convierte en oxisterol, el cual se deposita en las arterias en un lapso de 36 horas, tapa las mismas arterías y ya no es visible en los exámenes de niveles de colesterol. Esta es la razón de por qué gente que en teoría tenía los niveles bajos de colesterol termina infartándose, ¿pero cómo es posible, si estaba bien de la sangre?
Por otra parte, en el caso de los huevos que no se oxidan, el colesterol queda en la circulación, la sangre se vuelve espesa, por lo que el corazón necesita bombear con más fuerza, ocasionando: hipertensión, varices, migraña y cansancio. Sea cual sea la manera de cocinar el huevo, mantendrá su colesterol y nos enfermará. A menos que se coman sólo las claras, porque todo el colesterol está en la yema; ¿pero es necesario explotar y quitar la vida a millones de gallinas sólo para mantener la tradición que las empresas nos hicieron tener? ¿es necesario para saciar ese gustito?
En la actualidad existen alternativas, sin el sufrimiento animal. Con el veganismo se están abriendo nuevos caminos con la creación de “huevos veganos”, lo que permite que podamos seguir comiendo estos platillos.
Es momento de cambiar el chip, de romper la cadena de sufrimiento que compartimos las gallinas y las familias mexicanas. Por un lado, la explotación, por el otro, las enfermedades cardiovasculares y por ambos, la muerte que no tendría que llegar de esta manera.
