Evento Budista Huatulco

    Posted by : Oscar Mendiola / On : Nov 01, 2017

    Evento Budista Huatulco

     

    El 19 de octubre tuvimos la oportunidad de, por segunda ocasión, llevar un cargamento de alimentos veganos a las Bahías de Huatulco para un evento budista, el cual se llevaría a cabo durante las siguientes 2 semanas. Durante mi estancia leí y aprendí más acerca de las prácticas budistas, por ello decidí que sería una buena idea compartirles mi experiencia.

     Honestamente nunca había tenido tanto acercamiento a esta doctrina filosófica, al considerarme una persona que lleva un proceso de tener un estilo de vida vegano descubrí que, para mi sorpresa, las razones por los cuales estábamos llevando los alimentos, no tenía mucho o casi nada que ver por razones de salud, medio ambiente, etc. La razón principal es para no participar en el “Duḥkha” que en pali significa “sufrimiento”. Ya que, comer carne está relacionado a un tema poco tocado (desde mi perspectiva) por los veganos, que es lo espiritual.

    El budismo plantea que al ingerir productos de origen animal genera un impacto kármico entre el animal y la persona. Aunque hay ramas del budismo que lo permiten y después de investigar un poco más a fondo, controversias acerca de si buda dejaba o no consumir carne a sus discípulos (y hasta si buda murió por comer carne), la base es sencilla y a mi punto de vista lógica, un ser vivo que sufrió una vida en condiciones deplorables, lleno de enfermedades, químicos y confinado, no existe una muerte “digna” para ese ser (y mucho menos uno de libre pastoreo, orgánico, etc…). Todo ese estrés se debe de transformar en algo (bilis o hablando de plano espiritual “karma”) que seguro no es bueno para nosotros.

    La segunda enseñanza que tuve de este encuentro fue, hasta donde he reflexionado ahora, algo opuesto a lo que muchos veganos presentan con este cambio en su estilo de vida: la superioridad moral. El budismo tiene como objetivo el desapego y uno de los más importantes es el ego. Un ejemplo se presenta en relatos en los cuáles se aceptaban ofrendas de carne (siempre y cuando se supiera que el animal no había sido sacrificado especialmente para ello) ya que no podían darse el lujo de negarlo, sino este acto se podría tomar como un acto de superioridad. En la actualidad este fenómeno es poco común ya que poco a poco han podido “educar” a sus seguidores a dejar de lado la carne.

    Esta pequeña parte de la historia me mostró que los cambios son paulatinos (aún hay budistas que comen carne), pero sin atacar, fuego no se combate con fuego. Aunque me encantaría decir que pronto viviremos en una sociedad en la que todos los animales tendrán el mismo respeto, no puedo ir por la vida insultando o atacando personas por sus actos. Se que tampoco puedo ir por la vida con tolerancia a la injusticia y buscando solo la “iluminación”. Lo poco que aprendí de este viaje es saber que todo lleva un equilibrio, un paso a la vez, no todo se construye en un día y mientras haya vida hay esperanza.

    Ninguna grande idea ha prevalecido y dejado una huella en la historia (una positiva) mediante el insulto o la satisfacción de tener la razón, únicamente aquellas ideas que han sido lo suficientemente cuestionadas para comprender el error de nuestros actos son las que nos podrán ayudar a lograr nuestro objetivo.

     

     

     

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